sábado, 27 de agosto de 2011

A que te casco, ratón

Esteban Carlos Mejía

Mi amiga Isabel Barragán volvió a cumplir 33 añitos el 11 de julio. Increíble: no le pasa el tiempo. Su figura es inmejorable, ni un gramo de grasa, sólo músculos, bellos músculos, pura fibra, y la piel tostada y los ojos verdes siempre resplandecientes y los labios repolluditos. ¡Vade retro satana!


Me la encuentro en la puerta del gimnasio de la universidad donde enseña literatura aplicada, mitad ficción, mitad realidad. La sudadera se le pega al cuerpo, vibrante como cuerda de violín bien temperado, y... Mejor la saludo. “¿Mucha elíptica o qué?”, digo. “Artes marciales”, responde con firmeza. ¿Hapkido? ¿Kung fu? No averiguo. “¿Estabas combatiendo?”. “Sí, con mi marido”, dice y se le ilumina la sonrisa. “Lo casqué”. “¿Lo cascaste?”. “Por supuesto”. Me quedo perplejo. “¿Y eso?”, digo. “Es que friega mucho, es muy necio y manipulador”, contesta sin que le tiemble la voz. “Cuando se quiere hacer la víctima, lo hace perfectamente. Si le casco es porque se la ganó, por joderme tanto”.

Se pasa la mano por el pelo mojado. “Ustedes, los hombres”, dice con énfasis, “para molestar están solos, son muy necios, y cuando se deciden a fregar a una mujer no los para nadie, son insoportables,  agresivos y nos provocan reacciones que no podemos controlar”. “Pero tu marido es un alma de Dios”, digo, pensando más en mí que en él. “No hace milagros porque le da pereza”. “¿Y aún así le pegas?”. Se ríe: “Sólo acá en el gimnasio”. Me río  también: después de todo la vaina no es conmigo.

Cambio de tema. “¿Y qué estás leyendo?”. Abre el morral y saca Todos los nombres. “¿Te encaprichaste con Saramago?”. “¿Por qué no? Yo leo lo que me da la gana”. Agacho la cabeza. “Es una novela sobria, laberíntica, con un protagonista, don José, absolutamente conmovedor”. Me muestra algunos párrafos, resaltados en amarillo. “Tiene una trama sencilla y efectiva. Cuando la leí por primera vez, hace como doce o trece años, lloré a moco tendido, sin saber por qué. Ahora, no pude dejar de asociarla con El proceso, de Franz Kafka, o con El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Con De senectute, de Norberto Bobbio, en sus pasajes más íntimos. Y con Borges, todo”. “¿Borges?”. “Sí, la Conservaduría General del Registro Civil, epicentro de Todos los nombres, es una Babel. Y Babel, para mí, es Borges”. Agrega con picardía: “Saramago maneja su sarcasmo”. “¿Mujeres que le pegan a hombres?”. Guarda el libro: alcanzo a ver su cinturón negro de karate. “No fregués o te casco”, dice, seria como una víbora, bendito sea mi Dios.

Rabito de paja: “Las compañías extranjeras, fuertes empresas establecidas sobre contratos ventajosos, ejercen en Colombia una influencia desproporcionada en la economía nacional. Sus sistemas de explotación se caracterizan por la magnitud del capital que las respalda en el exterior, por la presión que suelen hacer sobre los organismos públicos y privados cuando encuentran alguna resistencia a su expansión, por el rendimiento medio que dan al fisco en relación con sus ganancias, cuando le dan alguno, y por la multiplicidad de privilegios que aseguran a los concesionarios”. Alfonso López Pumarejo, ¡1935!

Rabillo de paja: Y, al final, el Bolillo les salió por la culata.

http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-294752-te-casco-raton

viernes, 26 de agosto de 2011

Cosa de familia

"-A mí me contó Andrés... cuando ella lo buscaba a él.
-Ay, lo que pasa es que mi mamá cuando es cosa de familia..."
     Dos novios en un bus / viernes 8 de julio de 2011 / 10:39 a.m.

jueves, 25 de agosto de 2011

Tres poemas tres, de Jaime Siles

Himno a Venus

Amor bajo las jarcias de un velero,
amor en los jardines luminosos,
amor en los andenes peligrosos
y amor en los crepúsculos de enero.
Amor a treinta grados bajo cero,
amor en terciopelos procelosos,
amor en los expresos presurosos
y amor en los océanos de acero.
Amor en las cenizas de la noche,
amor en un combate de carmines,
amor en los asientos de algún coche,
amor en las butacas de los cines.
Amor, en las hebillas de tu broche,
gimen gemas de jades y jazmines.

       De Semáforos, semáforos, 1990
Biografía

Mi ayer son algas de pasión,
luces de espuma.
Y una arena insaciable que devora
los cuerpos submarinos.
Un cielo blando donde beben
las palomas sin rumbo del estío.

         De Biografía sola, 1971

Parábola de este mismo lugar

El que camina y va
y el que regresa

El que está en un lugar
y el que ha venido

El que está inmóvil
y aquel que no ha tornado

El que sólo es el tiempo
de un espacio distinto

El que nunca es el tiempo
ni tampoco el lugar

El que es y no es
el que será y ha sido

El que era agua
y ahora es sólo aire

El que era tierra
y ahora es sólo agua

El que era aire
y ahora es sólo tierra

Informan la materia
de este mismo lugar

donde el que es ya era
y el que será ya ha sido

porque son la materia
de este mismo lugar.

Jaime Siles
Poeta español, 1951. Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca. De 1976 a 1982 fue profesor de Filología Latina en las universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares. Catedrático Honorario de la Universidad de Viena, ha impartido clases en las universidades de Graz, Salzburg, Madison-Wiscosin, Bérgamo, Berna y St. Gallen. Actualmente es Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Valencia, su ciudad natal.
 

Reconocimientos: En 1973, Premio Ocnos. En 1983, Premio de la Crítica. En 1989, Premio Internacional Loewe de Poesía.
 

Libros de poesía: Canon, 1973; Alegoría, 1977; Música de agua, 1983; Poemas al revés, 1987; La realidad y el lenguaje, 1989; Semáforos, semáforos, 1990, e Himnos tardíos, 1990.

lunes, 22 de agosto de 2011

Lo que es pa'uno...

"A no ser que alguien se enamore. Ellos venden neveras, venden cocinas. Dígale, yo conozco, a mí me llamaron. Eso fue después. Lo que es pa' uno es pa' uno. No, ya está allá."
           Una señora hablando por celular en el Metro, línea B / lunes 25 de julio de 2011 / 9:45 a.m.

jueves, 11 de agosto de 2011

Dos poemas dos, por Rafael Cadenas

El diálogo según un dictador

Versión originaria: Cuando yo dialogo no
quiero que me interrumpan.

Versión segunda: Yo dialogo pero advierto
que no cedo en mi posición.

Versión tercera: En diálogo, los que me
contradigan deben reconocer de antemano
su error.

Versión cuarta: Después de cavilar, dictamino
humildemente que el diálogo es
innecesario.

Derrota


Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preferido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
                                                                   más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
                                                         ("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
                                                           cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
                                               haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
                                               barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
                                               mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
                                               me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
                                               y de mí hasta el día del juicio final.
         De Obra Entera, poesía y prosa, 2000.

Rafael Cadenas.
Poeta, traductor y catedrático venezolano. Barquisimeto (Lara), 1930.
Desde muy joven se inclinó por la literatura y el riesgo político. Por su militancia comunista se exilió en Trinidad y sólo regresó a Caracas en 1957. Trabajó como profesor de literatura inglesa y española. Ha viajado además por diferentes países de América y Europa y ha traducido a Lawrence, Nijinski, Whitman, Cavafy y otros.

Dueño de un lenguaje mágico y depurado, su obra lo sitúa como uno de los grandes exponentes de la poesía modernista  hispanoamericana. Algunos de sus libros de poesía y ensayo son Los cuadernos del destierro, 1960; Falsas maniobras, 1966; Memorial, 1977; Intemperie, 1977; Anotaciones, 1983; Amante, 1983; Dichos, 1992; Gestiones, 1992, y Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística, 1995.

Recibió la beca Guggenheim en 1986 y un doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela. Premio Nacional de Ensayo en 1984, Premio Nacional de Literatura en 1985, Premio San Juan de la Cruz en 1991 y Premio Juan Rulfo, 2009.

lunes, 8 de agosto de 2011

Antisolar

"-¿Y está haciendo mucho calor?
-No tanto. Yo que ando todo el tiempo en la calle me doy cuenta. Usted, sí, use antisolar."
      Un mensajero en moto y yo / martes 19 de julio de 2011 / 11:32 a.m.

domingo, 7 de agosto de 2011

Chimba y marca

"Hágale, pues, mijo, y ánimo que le va a ir muy bien. Ah, qué chimba."
      Un yupi en t-shirt, Carulla, City Plaza, en Envigado / sábado 9 de julio de 2011 / 12:31 p.m.


"-¿Pero qué marca?
-Yo no me acuerdo la marca pero fina."
      Un tipo más o menos joven y un viejito. Plazuela Nutibara  lunes 11 de julio de 2011 / 11:52 a.m.

jueves, 4 de agosto de 2011

Pirú, por María Fernanda Espinosa


En el Pirú
faltan palabras
para nombrar ciertas cosas

La gente dice
del pecho su atrás
para nombrar espalda
o dicen
del agua su duro
en lugar de hielo

En el Pirú de mi corazón
faltan palabras
para decir te quiero
del será su ayer.

         De Caymándote

María Fernanda Espinosa, poeta ecuatoriana, 1964. Nació en Salamanca (España). Es doctora en Geografía, especialista en estudios amazónicos y derechos indígenas. Desde 2005 es Directora Regional de la Unión Mundial para la Naturaleza – América del Sur. Ganó el Premio Nacional de Poesía de Ecuador, en 1990. Sus libros de poesía son: Caymándote, 1990. Tatuaje de selva, 1992. Loba triste, 2000

martes, 2 de agosto de 2011

Condicionados y despachados

"Yo le dije a él que estábamos condicionados a la hora que llegáramos. Ya voy llegando."
       Un señor, carerredondito, hablando por celular, con manos libres, en el Metro / viernes 8 de julio de 2011 / 10:27 a.m.


"-¡Al Parque, Hospital, Gascuña, Guadalcanal!
-Ahí en la mitad.
-¿Cuál va pa'l parque, amigo? ¿Este?
-¿Pa' dónde va el señor?
-¿Señor, cuál es el que va por la Loma del Escobero?
-¿A qué parte?
-El Vergel.
-¿Ya va a salir?
-Apenas dentro de un momentico que venga el despachador."
       Despachadores y pasajeros de bus en la estación Envigado / viernes 8 de julio de 2011 / 10:31 a.m.